Hoy, como parte de ejercicio de las TIC,s en el aula, para el
alumnado de 1º de Bachillerato de Economía del I.E.S. Levante, vamos a
hablar sobre unos temas que siempre están de actualidad, no sólo en nuestra
asignatura de Economía de 1º de Bachillerato, también afecta a todo
nuestro entorno y a nuestro estilo de vida, y que no son otros que, los ciclos
económicos, la crisis y también, cómo no, el crecimiento económico.
Comenzaremos definiéndolo. Una definición actual del ciclo
económico es aquélla que dice que hay ciclos económicos cuando el producto
nacional observado, aumenta en relación al producto potencial que es la
producción que alcanzaría un país, si todos los recursos estuvieran empleados
plenamente (una expansión) o disminuye en relación a él (contracción o
recesión).
Por lo tanto, los ciclos económicos son una forma de
fluctuación que se encuentra en la actividad económica agregada de las naciones
que organizan su trabajo, principalmente en empresas; un ciclo consiste en
expansiones que ocurren al mismo tiempo en múltiples actividades económicas,
seguidas de recesiones del mismo modo generales.
Concretando más, los ciclos económicos son los períodos que
se repiten una y otra vez, con fases de recesión (el producto nacional baja) y
de prosperidad (el producto nacional sube), cuyos efectos se sienten en todo el
país. Debemos distinguirlos de las variaciones estacionales (carencia de ventas
de abrigos en el verano) y tendencias seculares a largo plazo (en las que los
aspectos demográficos deben tomarse en cuenta, por ejemplo, la explosión de la
tasa de natalidad en los años 60). Las fases de un ciclo económico son auge,
contracción, recesión, depresión, recuperación, y expansión.
Los economistas no intentaron determinar las causas de los ciclos
económicos hasta que la creciente dureza de las depresiones económicas se
convirtió en una de las principales inquietudes de finales del siglo XIX y
principios del XX. Algunas de las teorías han pasado a la historia y otras
siguen vigentes.
Las Fases y las causas.
Como podemos ver, los ciclos económicos son uno de los temas de más interés
en el estudio de la economía y, particularmente, de la macroeconomía. Esta rama
de la economía se preocupa por estudiar las causas de los ciclos económicos, su
comportamiento e intensidad, etc.
No olvidemos que, los ciclos económicos son los aumentos y
descensos (fluctuaciones) recurrentes de la actividad económica global (en la
mayoría de los sectores económicos) en un periodo determinado. Éstos no se
presentan de la misma forma en diferentes periodos, pues su intensidad,
duración o comportamiento pueden variar, aunque todos se caracterizan por tener
fases ascendentes y descendentes.
Existen cuatro fases comunes en los ciclos económicos:
1.- La depresión o crisis: Es el punto más bajo en el ciclo económico. En este punto es común que se presenten bajos niveles de empleo (desempleo), los consumidores no tengan muchos recursos para consumir y, por lo tanto, no haya demanda por bienes y servicios en la economía, los precios de bienes y servicios bajen o permanezcan estables, y la producción presente niveles mínimos. Como es de esperarse, todo lo anterior no trae buenos resultados para las empresas y la economía en general.
1.- La depresión o crisis: Es el punto más bajo en el ciclo económico. En este punto es común que se presenten bajos niveles de empleo (desempleo), los consumidores no tengan muchos recursos para consumir y, por lo tanto, no haya demanda por bienes y servicios en la economía, los precios de bienes y servicios bajen o permanezcan estables, y la producción presente niveles mínimos. Como es de esperarse, todo lo anterior no trae buenos resultados para las empresas y la economía en general.
2.- Recuperación: Es la fase en
la cual el panorama económico empieza a mejorar; es decir, el ciclo comienza a
subir. Se presenta entonces una fase de crecimiento económico, mejores niveles
de empleo y producción y un aumento de precios como respuesta a una mayor
demanda de bienes y servicios en la economía.
3.- Auge o “ |boom”: Es el punto
más alto del ciclo económico. Se le llama también el pico. En este punto de la
economía hay pleno empleo; es decir, todas las personas tienen empleo y la
producción está en su máximo nivel. Dado que no hay mano de obra ni capacidad
de producción restante, no es posible un mayor crecimiento económico.
4.- Recesión o contracción: Es la fase
del ciclo económico en la cual se desciende. En esta fase se reducen la
producción, la inversión, el comercio y el empleo, así como el ingreso de las
personas, las empresas y el gobierno; por lo tanto, el crecimiento económico es
negativo. Esta recesión puede presentarse de forma severa y prolongada,
conduciendo a la economía a un estado de crisis.
Los ciclos económicos se pueden calcular partiendo de
muchas variables. La más usada es la producción nacional, representada por el
producto interno bruto (PIB) o el producto nacional bruto (PNB), pero también
se pueden utilizar variables como la inflación y el desempleo, entre otras. Las
variables pueden ser pro cíclicas es decir, aumentan cuando los ciclos crecen y
disminuyen cuando los ciclos decrecen (PIB, PNB, inflación), contra cíclicas, las cuales crecen
cuando el ciclo decrece y disminuyen cuando los ciclos crecen (desempleo), o
acíclicas, las cuales no cambian por el ciclo económico.
La Crisis
Económica.
La crisis económica es la etapa de profundas
perturbaciones que caracterizan una situación gravemente depresiva, dentro de
un ciclo económico. En un sentido amplio, es el conjunto
de problemas que se relacionan entre si y que potencian
mutuamente sus efectos planteados alrededor de un hecho básico: la reducción en
el crecimiento de la producción. En un sentido más estricto, es
la fase de la actividad económica que se caracteriza por una reducción brusca
de la producción.
Una
crisis económica es una situación en la que se producen cambios negativos
importantes en las principales variables económicas, y especialmente en el PIB
y en el empleo. Sin embargo, no existe una definición precisa de cuándo puede
decirse que una economía ha entrado en una situación de crisis. ¿Basta con que
el crecimiento se reduzca? ¿Cuánto? ¿Debe ser negativo?
Las distintas
acepciones de la palabra crisis que ofrece la Real Academia Española hacen
referencia normalmente al hecho de que se produzcan cambios bruscos y aparezcan
dificultades significativas en algún aspecto de la vida. Por ello, la expresión
crisis económica debe reservarse para aquellas situaciones en las que las
dificultades económicas van más allá de un simple empeoramiento transitorio,
como los que todas las economías experimentan en torno a su tendencia de
crecimiento a largo plazo.
Aún así, podemos
distinguir distintas grados de severidad de una crisis económica:
— Desaceleración: se produce cuando la tasa de crecimiento
experimenta una reducción sustancial, pero mantiene sin embargo un signo
positivo. Por ejemplo, la economía española creció en 2007 a una tasa del 3,7%
y en 2008 pasó a crecer al 1,2%.
— Recesión: esta
situación implica que la economía registre tasas de crecimiento negativas
durante al menos dos trimestres consecutivos (en comparación con el mismo trimestre
del año anterior). De acuerdo con esta definición, la crisis económica que
empezó siendo una desaceleración en 2008 se convirtió en recesión a principios
de 2009: España registró tasas de crecimiento negativas en el cuarto trimestre
de 2008 (-0,7%) y en el primer trimestre de 2009 (-3%).
— Depresión: este caso se produce cuando la recesión tiene un carácter prolongado y las tasas de crecimiento negativas son también muy elevadas. El caso histórico más conocido es el de la Gran Depresión que experimentó la economía de Estados Unidos en los años 30 del siglo XX, después del crac bursátil de 1929.
EL DETERIORO GENERALIZADO DE LAS VARIABLES
MACROECONÓMICAS.
Junto
a la severidad de los problemas que deben afrontarse, otra característica de
una crisis económica es que afecta de manera generalizada al conjunto de la
economía (no sólo a algunos sectores) y que se refleja en la mayoría de
variables.
En particular, la caída del PIB suele ir acompañada de fuertes caídas del
empleo y reducciones del consumo. Éstas últimas se producen no sólo como
consecuencia de la pérdida de ingresos, sino que pueden deberse también a la
realización de lo que se conoce como ahorro preventivo. Las familias, ante el
deterioro del mercado de trabajo y la incertidumbre respecto a sus ingresos
futuros, reducen su consumo, incluso más de lo que justificaría la caída de la
renta que realmente está teniendo lugar. Esto provoca a su vez un efecto
multiplicador que agrava la crisis. Si la crisis económica es importante pueden
acabar produciéndose también problemas para que las familias y las empresas
hagan frente a sus deudas.
Otra
variable que se verá afectada por la crisis económica es la tasa de inflación,
que se reducirá en la medida en que tanto en los mercados de productos como en
los de trabajo se estará produciendo una situación de exceso de oferta. Esto
favorecerá al principio una tasa de crecimiento de los precios y los salarios
más moderada, pero todavía positiva. Este proceso se denomina desinflación.
Puede
ocurrir, sin embargo, que la recesión acabe provocando no sólo una tasa de
crecimiento más baja en los precios, sino que ésta llegue a hacerse negativa.
Cuando esto ocurre, es decir, cuando los precios (y no la tasa de inflación)
caen, la situación se denomina deflación. Japón atravesó una situación de este
tipo desde principios de los años noventa del siglo XX y duró más de una
década.
Y LA CRISIS
QUE SE CONVIERTE EN UNA ESPIRAL RECESIVA.
Una recesión que se convierte en deflación
puede dar lugar a una espiral negativa con graves dificultades para la
economía. Esta espiral (situación que tiende a deteriorarse continuamente)
puede producirse por varios motivos.
En primer lugar, la bajada de los precios puede
generar entre los consumidores la expectativa de que los precios van a
continuar reduciéndose en los próximos meses. Si esto es así, retrasarán sus
planes de consumo que no sean imprescindibles, pero ese mismo menor consumo
causa una caída adicional de la demanda que aumentará la probabilidad de que
los precios caigan.
Un segundo efecto de la caída de los precios es que
el valor real de las deudas se incrementa. Nuevamente, esto generará un efecto
negativo sobre las decisiones de consumo, ya que será necesario dedicar una
mayor parte de los recursos futuros al pago de este mayor endeudamiento.
En tercer lugar, una tasa de inflación
negativa exige una bajada del tipo de interés nominal para evitar que el tipo
de interés se incremente. Sin embargo, esta reducción tiene un límite: el tipo
de interés nominal no puede ser negativo. Si se alcanza este tipo de interés
mínimo y el tipo de interés real sigue siendo todavía demasiado alto, la
demanda continuará cayendo sin que la política monetaria sea eficaz para
contrarrestar la crisis, al menos mediante las medidas convencionales que
operan a través del tipo de interés.
Debido a todo esto también podemos hablar del crecimiento
económico.
El Crecimiento Económico
El crecimiento económico es el ritmo al
que se incrementa la producción de bienes y servicios de una economía, y por
tanto su renta, durante un período determinado. Este período puede ser muy
corto (un trimestre o un año); pero la teoría del crecimiento económico se ocupa
principalmente de analizar los factores que influyen en el ritmo al que crece
una economía por término medio durante períodos más largos. De esta forma, el
énfasis se pone más en la expansión de la capacidad productiva de un país que
en sus fluctuaciones a corto plazo, de las que se ocupa la teoría del ciclo
económico.
La opinión popular suele dar tres tipos de respuestas
con respecto a las causas del crecimiento económico:
La primera nos dice que la economía crece porque los
trabajadores tienen cada vez más instrumentos para sus tareas, más máquinas, es
decir, mas capital. Para los defensores de esta idea, la clave del
crecimiento económico está en la inversión.
La segunda respuesta es que los trabajadores con un
mayor stock de conocimientos son más productivos y con la misma cantidad de
insumos son capaces de obtener una mayor producción. Entonces la clave del
crecimiento sería la educación, que incrementaría el capital humano o
trabajo efectivo.
El tercer tipo de respuesta nos dice que la clave está
en obtener mejores formas de combinar los insumos, máquinas superiores y
conocimientos más avanzados. Los defensores de esta respuesta afirman que la
clave del crecimiento económico se encuentra en el progreso tecnológico.
En general se considera que estas tres causas actúan
conjuntamente en la determinación del crecimiento económico.
Las teorías de crecimiento económico explican sus
causas utilizando modelos de crecimiento económico, que son simplificaciones de
la realidad que permiten aislar fenómenos que se quiere estudiar. Estos modelos
de crecimiento económico no se refieren a ninguna economía en particular,
aunque sí pueden ser contrastados empíricamente.
Ejemplos de modelos de crecimiento económico
son el modelo de Solow,
el modelo de Harrod Domar, el modelo de Kaldor, el modelo AK, el modelo de
Ramsey, modelos de crecimiento endógeno, como el modelo de Romer, el modelo de
Lucas o el modelo de Aghion y Howitt, etc.
En resumen, el crecimiento económico es una de
las metas de toda sociedad y
el mismo implica un incremento notable de los ingresos, y de
la forma de vida de todos los individuos de una sociedad. Existen muchas
maneras o puntos de vista desde los cuales se mide el crecimiento de una
sociedad, se podría tomar como ejes de medición la inversión, las
tasas de interés, el
nivel de consumo,
las políticas gubernamentales,
o las políticas de fomento al ahorro; todas
estas variables son herramientas que
se utilizan para medir este crecimiento. Y este crecimiento requiere de una
medición para establecer que tan lejos o que tan cerca estamos del desarrollo.
El
Crecimiento y el medio ambiente.
Hemos hablado del
crecimiento como forma de vida, es decir, del cómo vivimos. Ahora toca pensar
en algo que muchas veces se nos olvida: dónde vivimos. El cómo y el dónde están
estrechamente relacionados, dependen el uno del otro, y afectan el uno al otro.
El cómo hace referencia a las actividades o formas de
actuar y el dónde señala el espacio físico donde tienen lugar esas actividades.
En el caso que nos ocupa, este espacio es la superficie terrestre, y el medio
ambiente como representación del escenario donde tienen lugar las actividades
humanas.
Como hemos dicho antes, desde hace varias décadas las
actividades humanas tienen que ver con fomentar el desarrollo económico, y eso
tiene un efecto concreto en el medio ambiente: lo transforma. Aunque no se debe
generalizar, lo cierto es que el paso del tiempo ha demostrado que el modelo
económico vigente se caracteriza por una explotación excesiva de los recursos
naturales y por generar altos niveles de contaminación al medio ambiente, por
lo tanto el hombre transforma el medio de una manera negativa. Se destruyen
montañas para extraer minerales, se talan bosques para conseguir madera, se
sobre explotan los acuíferos, se extinguen especies animales, se llena el aire
de gases tóxicos…
Paradójicamente, estamos contaminando y dañando nuestro
propio hogar. El medio ambiente es el lugar donde vivimos. Si el medio ambiente
está contaminado, nuestras vidas también. Por ello conviene divulgar un mensaje
que alimente la conciencia crítica de las personas, no ya solo por preservar el
medio desde una posición ecologista, sino para salvaguardar nuestro propio
bienestar. Quizás transmitiendo esta idea, que parte de una base egoísta, cada
vez más gente se apunte a la idea de preservar el medio ambiente. Detener el
modelo de crecimiento para salvar un puñado de árboles o a unos animales no
parece estar teniendo mucho éxito entre la gente. Ha llegado la hora de
aumentar el nivel de la amenaza: lo que está en juego es nuestra propia
existencia.
Cuando una fábrica vierte residuos tóxicos a un río no está
contaminando únicamente el agua del río, sino también a los peces, a las
plantas y a los seres humanos que entran en contacto con él. Como aun no hemos
aprendido a fabricar agua, deberíamos tener cuidado a la hora de contaminar
nuestras fuentes de este recurso. Y de la misma manera ocurre con la madera, el
aire, los minerales, las cosechas… etc. Nos servimos del medio para sobrevivir.
Contaminar el medio es una grave irresponsabilidad, y debido a que el
sistema de producción y de consumo actual es propicio a contaminar la
naturaleza, es necesaria una reflexión sobre cómo funciona el mundo hoy en día.
Puede parecer una cavilación que no lleva a ninguna parte, pero únicamente
cuestionándonos el sistema establecido podemos llegar a cambiar las cosas.
Así es que, para
mantener el medio ambiente, junto al ahorro de energía y el uso decidido de las
fuente energéticas no contaminantes (hidroeléctrica, solar, eólica, etc.) es
urgente aplicar medidas como:
a) Internalizar
los costes de conservación del medio ambiente, tanto en las previsiones
empresariales como en los presupuestos públicos. Se trataría de considerar los
costes de conservación de la naturaleza como costes propios o internos.
b) Prolongar la vida útil de los
productos mediante la mejora de su calidad y la reducción de su consumo
energético(medios de transporte, electrodomésticos, etc.)
c) Reducir, reutilizar y reciclar
residuos sólidos, lo que permite su eliminación y aprovechamiento de las
materias primas… usar los contenedores de una manera efectiva.
d) Aplicar ayudas especiales a
los fabricantes de bienes que sean respetuosos con la naturaleza, reutilizables
o que incorporen materias prima biodegradables.
"Salvaguardar el medio
ambiente.... Es un principio rector de todo nuestro trabajo en el apoyo del
desarrollo sostenible; es un componente esencial en la erradicación de la
pobreza y uno de los cimientos de la paz"
(Kofi Annan, séptimo Secretario
General de las Naciones Unidas, cargo que ocupó entre 1997 y 2006)
Confiemos que hayamos sacado algunos conceptos claros del
contenido de este post.
Fuentes:
Economía, 1º Bachillerato (Algaida)
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