La Empresa y todo lo que le rodea, es uno de los temas
principales dentro de la asignatura de 2º de Bachillerato y que lo lleva en su
propio título; “Economía de la Empresa”.
Pues bien, hoy vamos a hablar de la Empresa, sus elementos, objetivos y
funcionamiento. Y nos servirá para el
ejercicio programado de las TIC,s en el Aula, del alumnado de 2º de
Bachillerato del I.E.S. Saladillo.
Comenzaremos definiendo lo que es la Empresa; en general, se
puede definir como una unidad formada por un grupo de personas, bienes
materiales y financieros, con el objetivo de producir algo o prestar un
servicio que cubra una necesidad y, por el que se obtengan beneficios.
En nuestra sociedad, es muy común la constitución continua
de empresas. Y éstas, dependiendo de diferentes parámetros se clasifican.
Clasificación
según su actividad económica
Según la actividad a la que se dediquen podemos hablar de
empresas del:
Sector primario (agricultura)
Sector secundario (construcción)
Sector terciario (servicios)
|
Clasificación
según su creación
En cuanto a la constitución de una empresa podemos hablar de
distintos tipos:
Empresas individuales
Cooperativas
Etc
|
Clasificación
según su tamaño
Grandes
empresas:
Aquellas empresas cuyo volumen de negocio haya superado durante el año contable justo anterior 6.010.121 euros. Además, están obligadas a presentar mensualmente sus declaraciones-liquidaciones referentes a retenciones, impuesto sobre el valor añadido (IVA), impuestos especiales y primas de seguros.
PYMES:
A efectos de la Agencia tributaria, se consideran PYMEs todas aquellas organizaciones que no son grandes empresas con obligación de declarar mensualmente sus retenciones sobre rendimientos del trabajo y actividades económicas. |
La empresa es
la institución o agente económico que toma las decisiones sobre la utilización
de factores de la producción para
obtener los bienes y servicios que
se ofrecen en el mercado. La
actividad productiva consiste en la transformación de bienes intermedios
(materias primas y productos semielaborados)
en bienes finales, mediante el empleo de
factores productivos (básicamente trabajo y capital).
Para poder desarrollar
su actividad la empresa necesita
disponer de una tecnología que
especifique que tipo de factores productivos precisa y como se combinan.
Asimismo, debe adoptar una organización y
forma jurídica que le permita realizar contratos,
captar recursos financieros,
si no dispone de ellos, y ejerce sus derechos sobre
los bienes que produce.
La empresa es el instrumento universalmente empleado para producir y poner en
manos del público la mayor parte de los bienes y servicios existentes en
la economía. Para
tratar de alcanzar sus objetivos, la
empresa obtiene del entono los factores que emplea en la producción, tales como
materias primas, maquinaria y equipo, mano de obra, capital, etc…
Dado un objetivo u
objetivos prioritarios hay que definir la forma de alcanzarlos y adecuar
los medios disponibles
al resultado deseado. Toda empresa engloba una amplia gama de personas e
intereses ligados entre sí mediante relaciones contractuales que reflejan una
promesa de colaboración. Desde esta perspectiva, la figura del empresario aparece
como una pieza básica, pues es el elemento conciliador de los distintos
intereses.
Evolución
Histórica de la Empresa
En el sistema económico imperante, la empresa es, junto con
los consumidores y el Estado, uno de los tres agentes de la actividad
económica. La empresa, como impulsor fundamental de la economía, ha cumplido
diversos roles a lo largo de la historia que merece la pena que reseñemos
dentro de la sección de Historia
de la Economía de El Blog Salmón.
Aunque es ahora cuando la empresa ha adquirido su
significado más completo, lo cierto es que esta figura empresarial ha existido
desde hace mucho tiempo. A continuación veremos su evolución histórica,
correspondiente con los sistemas económicos vigentes en cada momento:
Mercantilismo
Los siglos XVII y XVIII serán recordados
como aquellos en los que se instauró el capitalismo mercantil, el cual tenía su
principal razón de ser en el comercio como actividad económica básica. En este
contexto surgió la empresa comercial, que era una unidad organizada que se
dedicaba principalmente a desarrollar el comercio internacional.
Además, fue en esta época cuando se desarrollo
fuertemente la actividad bancaria, la cual basaba su actividad principal en
financiar las campañas bélicas de las potencias de la época. Las Compañías de
las Indias son las primeras sociedades comerciales de las que se tiene noticia.
El objetivo de las mismas no era otro que comercializar con territorios muy
alejados de Europa y que por primera vez abrían sus puertas al mundo comercial.
Capitalismo
industrial
En el siglo XIX los sistemas económicos se dejaron
llevar por los efectos de la Revolución Industrial gestada durante el siglo
anterior. Esta impulsó un tipo de actividad económica no tan simple como la
anterior, sino muchísimo más compleja. En este contexto nacieron las
llamadas empresas industriales, que como su propio nombre indica se
dedicaban básicamente a actividades transformadoras, de forma que la mayoría de
empresas de la época eran fábricas, cuya razón de ser básica era la de
comportarse como unidades económicas de producción.
Las fábricas supusieron una transformación total de los
procesos productivos de la época. El trabajo se volvió más mecánico que manual
y eso trajo consigo la necesidad de cada vez más operarios en las empresas. Los
pequeños talleres artesanos fueron desapareciendo poco a poco y su actividad se
trasladó a las propias fábricas. El crecimiento económico de las empresas de
esta época se aceleró y se gestaron las primeras grandes sociedades, así como mercados
monopolistas y oligopolistas en los que una o pocas empresas se repartían la
cuota total del mismo.
Capitalismo
financiero
A partir de principios del siglo XX la producción deja de
ser la única preocupación de las sociedades. El crecimiento de las empresas
había sido tal que por primera vez en la historia se plasma la necesidad
de diferenciar entre las figuras del empresario y de los dueños del
capital.
En este contexto, la empresa deja de ser exclusivamente una
unidad de producción para convertirse en una unidad financiera y de
decisión. El capital financiero surge de la necesidad de encontrar nuevas
fuentes de financiación, ya que las empresas necesitaban un mayor volumen de
capital para incorporar las innovaciones tecnológicas y para lograr la
concentración del mercado en manos de grandes cárteles, trusts y holdings empresariales.
Las necesidades de capital trajeron consigo el
desarrollo del crédito bancario. Además, para conseguir los grandes capitales
que las empresas necesitaban para poder ser viables, las personas se agrupaban,
naciendo de este modo las Sociedades Anónimas, cuyo capital se dividía en
acciones que se compraban y vendían en las bolsas de valores.
La
empresa en la actualidad
En la actualidad, el papel de las empresas se ha vuelto
mucho más complejo debido a fenómenos como la globalización o al avance incesante
de las nuevas tecnologías de la
información y del conocimiento. En la empresa de hoy en día, y principalmente
en las de gran tamaño, las figuras del empresario y del dueño del capital
están claramente definidas.
La empresa actual integra un conjunto de factores de
producción (recursos naturales, personas y capital), que han de ser organizados
por el empresario y dirigidos para la obtención de unos objetivos
empresariales, como asegurarse la obtención de un beneficio, pero sin
olvidar su responsabilidad social con el entorno que la rodea y condiciona
su actividad.
La empresa no es, por tanto, un ente aislado, sino
que forma parte de un entorno mucho más complejo que está formado por
elementos interrelacionados entre sí y con la propia empresa, sobre los cuales
esta tiene escasa o nula influencia pero que condicionan su actividad. Nos
referimos a los factores demográficos, tecnológicos, legales, competidores,
intermediarios o entidades financieras, por citar algunos ejemplos.
Teorías
sobre la Empresa.
Teoría o enfoque neoclásico
Esta teoría es la que está vigente hasta el comienzo del
siglo XX, y considera a la empresa como un intermediario entre los mercados de
oferentes y de demandantes, de tal forma que su actuación se limita al
equilibrio general que se alcanza por el acuerdo entre precios y cantidades.
Para este enfoque neoclásico, la empresa está permanentemente vinculada al
mercado, surge y se desarrolla con él. La empresa no tiene libertad de decisión
y opera en el mercado en competencia perfecta, por lo que el empresario se
limita a buscar la combinación adecuada de igualdad entre costes e ingresos.
Dado que esta teoría no sirve para explicar los avances
económicos y empresariales del siglo XX, surgen nuevas teorías o enfoques.
Teoría o enfoque administrativo.
Este enfoque considera a la empresa como organización: el
grupo humano que trabaja en ella está jerarquizado y las relaciones entre los
miembros están sujetas al principio de autoridad. La teoría de la organización
fue planteada por Simons (1957 y 1960). Según el autor, la racionalidad humana
está limitada por una incapacidad de la mente para aplicar todos los aspectos
importantes a una decisión única, lo que lleva a un comportamiento
administrativo como consecuencia de la influencia del medio exterior sobre la
racionalidad humana, para Simons la organización consigue el equilibrio y por
tanto mantendrá su supervivencia y conseguirá sus objetivos, si cada
participante continua realizando contribuciones en la medida que siga recibiendo
compensaciones de la organización, siempre que sean iguales o superiores a
aquéllas.
Dentro de este enfoque administrativo o de organización
caben diferentes teorías. Por ejemplo, la teoría financiera, que plantea lo
siguiente: dado que las empresas necesitan dinero para llevar a cabo su actividad, esta teoría considera la empresa como un conjunto de capitales
encaminados a obtener por medio de su inversión su futura recuperación. Esta
teoría surge a partir de los años sesenta, cuando se desarrollan técnicas de
simulación que permiten generar modelos de inversión que sirven para la
planificación y gestión financiera.
De igual manera, tenemos que considerar la teoría social.
Esta teoría resalta el carácter de la empresa como organización social que
sirve para generar riqueza La empresa no sería, por tanto únicamente una
institución con objetivos puramente económicos. Forma parte de la sociedad y
como tal está obligada a atender otros aspectos distintos de los financieros,
como por ejemplo el de generación y mantenimiento del empleo.
Teoría o enfoque contractual.
Este enfoque contractual o
de los costes de transacción se sustenta en varias teorías de principios del
siglo XX, como la teoría de la empresa de negocios de Veblen de 1904 en la que
introduce el concepto de transacción como “transferencia de un bien o servicio
entre dos unidades independientes” y es el objeto de la empresa de negocios.
Por otro lado, Coase en 1937 propone la teoría de los costes de mercado, que
considera la empresa como organización que reduce los costes de transacción en
el mercado, una forma de organización alternativa al sistema de precios en
cuanto a la coordinación de la actividad económica. Es a partir de los años
sesenta cuando se desarrollan las teorías contractuales tomando como base estos
conceptos previos. Coase recibió el Premio Nobel en 1991. En conjunto las
teorías contractuales consideran la empresa capitalista como organización que
surge como alternativa al mercado. Para Bueno, este enfoque contractual asume
tres aspectos:
-El reconocimiento de los efectos de la organización sobre
los costes del mercado, generando ventaja que facilitan las transacciones en el
sistema.
-El reconocimiento del papel del empresario, que no tiene
por qué ser una persona física, y puede ser un grupo que coordine la función
directiva.
-El reconocimiento del papel de la tecnología como variable
de la actividad económica sobre la dirección de la empresa.
Teoría de la agencia.
Dentro del enfoque contractual,
esta la Teoría de la Agencia, que aporta un concepto de empresa basado en la
relación de agencia o contrato. La relación de agencia es un contrato en el
cual una o más personas (a quienes se denomina principal) recurren al servicio
de otra u otras (el agente) para que cumpla una tarea en su nombre, lo que
implica delegar alguna autoridad.
Enfoque estratégico o teoría de la estrategia
empresarial.
Este enfoque se define como un sistema de conocimientos que
permite integrar en un modelo de planificación-acción el conjunto de decisiones
que permite resolver los problemas estratégicos de la empresa o asegurar la
adaptación permanente de ésta a su entorno competitivo. El concepto del
problema estratégico es la situación resultante del análisis y desarrollo de
los retos e impactos, de las amenazas y oportunidades externas (del
entorno) e internas (de la organización) a que se enfrenta la empresa.
Teoría de sistemas o enfoque sistémico.
Actualmente
la empresa es considerada un sistema abierto que relaciona unas entradas o
inputs con unas salidas u outputs. Entre ambos está el proceso de
transformación. Para el profesor Bueno, el sistema se define sobre la base de
la existencia de cinco condiciones básicas:
-Un conjunto de elementos.
-Una estructura del sistema (conjunto de relaciones).
-Un plan común (conjunto de objetivos).
-Unas funciones características (funciones de
transformación).
-Un conjunto de estados o situaciones observables del
sistema.
Una de las últimas aportaciones conceptuales es el
enfoque de la empresa como organización de Bueno y Valero, que considera la
empresa como sistema socio-técnico abierto, compuesto por cinco aspectos que le
sirven para lograr la eficiencia en sus transacciones. Este concepto parte de
la base del enfoque administrativo y sistémico, y la empresa tiene una
naturaleza mixta entre lo técnico y lo social.
En los años finales del siglo XX el concepto de empresa
adquiere un nuevo elemento, propio de la era de la información que estamos
viviendo: la sociedad del conocimiento, donde adquieren especial relevancia una
serie de elementos intangibles (experiencias, información, valores, ideas,
etc.) Esto ha llevado a postular una teoría de la economía del conocimiento,
que considera a éste como un factor más de la producción. Con ello se considera
que la empresa es un sistema basado en el conocimiento, donde se dan flujos de
conocimiento de diferente naturaleza, que serían inputs, para después del
proceso de transformación, obtener nuevos conocimientos (outputs) que adquieren
valor para la empresa.
Elementos de la empresa
Se consideran elementos de la empresa todos aquellos
factores, tanto internos como externos, que influyen directa o indirectamente
en su funcionamiento.
Los principales elementos de la empresa son los siguientes:
El empresario: Es
la persona o conjunto de personas encargadas de gestionar y dirigir tomando las
decisiones necesarias para la buena marcha de la empresa. No siempre coinciden
la figura del empresario y la del propietario, puesto que se debe diferenciar
el director, que administra la empresa, de los accionistas y
propietarios que han arriesgado su dinero percibiendo
por ello los beneficios.
Los trabajadores: Es
el conjunto de personas que rinden su trabajo en
la empresa, por lo cual perciben unos salarios.
La tecnología: Está
constituida por el conjunto de procesos productivos
y técnicas necesarias
para poder fabricar
(técnicas, procesos, máquinas, ordenadores, etc.).
Los proveedores: Son
personas o empresas que proporcionan las materias primas, servicios,
maquinaria, etc., necesarias para que las empresas puedan llevar a cabo su
actividad.
Objetivos
Empresariales
Un objetivo empresarial es, en el mundo de la empresa, un resultado
o fin que se desea lograr, hacia el que se encaminan los esfuerzos y que
pretende mejorar o estabilizar la eficacia y eficiencia de este tipo de
entidades.
Podemos decir que el básico es generar valor económico, crear riqueza en el sentido más amplio de la palabra, para todos los componentes de la empresa.
La empreasa ofrece bienes y servicios a la sociedad, genera trabajo y rentas para sus miembros.
Además, la empresa querrá incrementar su rentabilidad, es decir, el rendimiento del capital invertido. Uno de sus objetivos será el de su crecimiento. Otro de los objetivos importantes de la empresa es la responsabilidad social y ética hacia los colectivos con los que se relaciona directamente (propietarios, trabajadores, clientes, proveedores, sector público, sindicatos, etc.).
Para conseguir estos objetivos empresariales a nivel global, la empresa debe marcarse individualmente sus propios objetivos.
Objetivos
de la empresa
Los objetivos de una empresa son resultados, situaciones o
estados que una empresa pretende alcanzar o a los que pretende llegar, en un
periodo de tiempo y a través del uso de los recursos con los que dispone o
planea disponer.
Establecer objetivos es esencial para el éxito de una
empresa pues éstos establecen un curso a seguir y sirven como fuente de
motivación para los miembros de la misma.
Pero además de ello, otras ventajas de establecer objetivos
para una empresa son:
.Permiten enfocar esfuerzos hacia una misma dirección.
.Sirven de guía para la formulación de estrategias.
.Sirven de guía para la asignación de recursos.
.Sirven de base para la realización de tareas o actividades.
.Permiten evaluar resultados al comparar los resultados
obtenidos con los objetivos propuestos y, de ese modo, medir la eficacia o
productividad de la empresa, de cada área, de cada grupo o de cada trabajador.
.Generan coordinación, organización y control.
.Generan participación, compromiso y motivación y, al
alcanzarlos, generan satisfacción.
.Revelan prioridades.
.Producen sinergia.
.Disminuyen la incertidumbre.
Características
de los objetivos
Para que los objetivos de una empresa permitan obtener los
beneficios descritos anteriormente, deben contar con las siguientes
características:
Medibles
Deben ser mensurables, es decir, ser cuantitativos y estar
ligados a un límite de tiempo. Por ejemplo, a diferencia del objetivo “aumentar
las ventas”, un objetivo medible sería “aumentar las ventas en un 20% para el
próximo mes”. Sin embargo, es posible utilizar objetivos generales como el de
“aumentar las ventas”, pero siempre y cuando éstos estén acompañados de
objetivos medibles que en conjunto permitan alcanzar los generales.
Claros
Deben tener una definición clara, entendible y precisa. No
deben prestarse a confusiones ni dejar demasiados márgenes de interpretación.
Alcanzables
Deben ser factibles. Deben estar dentro de las posibilidades
de la empresa, teniendo en cuenta la capacidad y los recursos (humanos,
financieros, tecnológicos, etc.) con los que cuenta, así como la disponibilidad
del tiempo necesario para cumplirlos.
Desafiantes
Deben ser retadores (aunque realistas). No deben ser algo
que de todas maneras sucederá, sino algo que signifique un desafío o un reto.
Objetivos poco ambiciosos no son de mucha utilidad ni proporcionan mayor
motivación, aunque objetivos fáciles al principio pueden servir de estímulo
para no abandonar el camino apenas éste se haya iniciado.
Realistas
Deben ser realistas y razonables. Deben tener en cuenta las
condiciones y circunstancias del entorno en donde se pretenden cumplir, así
como la capacidad y los recursos de la empresa. Por ejemplo, a diferencia del
objetivo “aumentar de 10 a 1000 empleados en un mes”, un objetivo realista
sería “aumentar de 10 a 20 empleados en un mes”.
Coherentes
Deben estar alineados y ser coherentes con otros objetivos y
con la visión, la misión, las políticas, la cultura y los valores de la
empresa.
Tipos
de objetivos
Existen diferentes tipos de objetivos en una empresa, los
cuales pueden ser clasificados de acuerdo a su naturaleza, jerarquía y alcance
de tiempo.
De acuerdo a su naturaleza, los objetivos se clasifican en:
a.
Objetivos generales
También conocidos como objetivos genéricos, son objetivos
basados en expresiones generales o genéricas. Algunos ejemplos de objetivos
generales o genéricos son:
. Ser la empresa líder del mercado.
. Incrementar las ventas.
. Aumentar los ingresos.
. Generar mayores utilidades.
. Obtener una mayor rentabilidad.
. Lograr una mayor participación en el mercado.
. Ser una marca líder en el mercado.
. Ser una marca reconocida en el mercado.
. Aumentar el número de vendedores.
. Aumentar el número de activos.
. Crecer.
. Sobrevivir.
Dentro de los objetivos generales se encuentra la visión de la empresa, la cual es el
principal objetivo general que persigue una empresa.
b.
Objetivos específicos
Son objetivos concretos expresados en términos de cantidad y
tiempo. Los objetivos específicos son necesarios para alcanzar los objetivos
generales.
Algunos ejemplos de objetivos específicos son:
.Incrementar las ventas mensuales en un 20%.
.Vender 10 000 productos antes de finalizar el año.
.Generar utilidades mayores a 20 000 € para el próximo
periodo.
.Obtener una rentabilidad anual del 25%.
.Lograr una participación de mercado del 20% para el segundo
semestre del año.
.Producir un rendimiento anual del 14% sobre la inversión.
.Aumentar la eficiencia de la producción en un 20% para el
próximo año.
.Triplicar la producción antes de acabar el periodo.
.Aumentar el número de trabajadores de 10 a 12 en un mes.
.Reducir el nivel de ausentismo de los trabajadores en un 5%
antes de finalizar el año.
.Adquirir 2 nuevas maquinarias para el segundo semestre.
.Abrir 3 nuevos locales comerciales para el primer trimestre
del próximo año.
En ocasiones, a los objetivos específicos se les conoce
como metas.
De
acuerdo a su jerarquía, los objetivos se clasifican en:
a.
Objetivos estratégicos
También conocidos como objetivos organizacionales, son
objetivos que consideran a la empresa como un todo y que sirven para definir el
rumbo de ésta. Son formulados por los dueños o los altos directivos de la
empresa. Normalmente son generales y de largo plazo. Cada objetivo estratégico
requiere una serie de objetivos tácticos.
b.
Objetivos tácticos
También conocidos como objetivos departamentales, son
objetivos que se dan a nivel de áreas o departamentos. Son formulados por los
directivos o los gerentes de la empresa. Normalmente son de mediano plazo. Se
establecen en función de los objetivos estratégicos. Cada objetivo táctico
requiere una serie de objetivos operacionales.
c.
Objetivos operacionales
Son objetivos que se dan a nivel de operaciones. Comprenden
las tareas o actividades de cada área. Son formulados por los gerentes de áreas
o los administradores. Normalmente son específicos y de corto plazo. Se
establecen en función de los objetivos tácticos.
De
acuerdo a su alcance de tiempo, los objetivos se clasifican en:
Objetivos de largo plazo
Se formulan generalmente para un periodo de cinco años y
tres como mínimo.
Objetivos de mediano plazo
Se formulan generalmente para un periodo de uno a tres años.
Objetivos de corto plazo
Se formulan generalmente para un plazo no mayor de un año.
CONFLICTO DE OBJETIVOS
La empresa, como veremos en el siguiente apartado, está
formada por unos elementos, entre los que encontramos las personas que forman
parte del factor humano y del entorno de la empresa. A la hora de fijar los
objetivos se debe mantener un equilibrio con todas las personas que están
relacionadas con la empresa, ya que cada una de ellas querrá que se satisfagan
sus intereses. De alguna manera estos objetivos saldrán del acuerdo de todas
ellas, lo cual puede ser complicado, ya que las prioridades de cada grupo que
forma el equipo humano son distintas.
Por ejemplo:
Los propietarios, los socios, los accionistas,…
querrán obtener el máximo rendimiento, el máximo beneficio.
El empresario profesional tendrá como objetivo
hacer una buena gestión, el crecimiento de la empresa, la mejora de las
inversiones, etc.
Los trabajadores querrán mejorar su salario y sus
condiciones laborales, su seguridad,…
Los clientes querrán que la empresa cumpla con los
compromisos de entrega de productos, condiciones de venta como descuentos, etc.
Los proveedores intentarán cobrar en los plazos
pactados y que la empresa cumpla con los compromisos que se ha marcado.
Bancos e instituciones financieras querrán asegurarse
de que la empresa les pueda devolver el dinero prestado más los
correspondientes intereses.
El Estado y las Administraciones Públicas tendrán
interés en cobrar los correspondientes impuestos.
En resumen, a la hora de marcar los objetivos se deberá
contar con todos estos grupos, además del tipo de empresa, de su entorno, sin
olvidar que para que se cumplan, estos deben ser realistas y extensibles a
todos los elementos internos de la empresa, que son los que los han de llevar a
cabo.
EL FUNCIONAMIENTO DE LA EMPRESA.
Recordando el concepto de empresa, observamos que su
creación no es casualidad ni algo que se crea sin un estudio previo que justifique
su participación en el entorno social en el que está situada, sino que satisface
unas necesidades que pueden ser tanto la producción de bienes como la
prestación de servicios.
Para poder
desarrollar su papel en la sociedad y más concretamente en el ámbito económico
su labor debe ser eficaz, lo que se consigue con un funcionamiento adecuado a
la actividad propia de la organización, esto sólo es posible cuando los
elementos que componen la entidad se hallan adecuadamente organizados y
utilizados, en las proporciones necesarias y aplicándoles la tecnología precisa
al objetivo que persigue la empresa en el desarrollo de su actividad.
Es por ello que el
correcto funcionamiento de la empresa depende de la aplicación racionalizada y
previamente planificada, de acuerdo a las necesidades de producción, que realizan
las personas responsables de este aspecto de la entidad.
La empresa debe ser
considerada como un sistema global compuesto a su vez por varios subsistemas
que configuran su estructura y que debidamente organizados y coordinados,
obtienen a través de su funcionamiento tanto individual como conjunto, que se
desarrolle la actividad para la que fue creada sea la producción de bienes y/o
la prestación de servicios.
ÁREAS BÁSICAS DE ACTIVIDAD
Entendemos por área básica cada una de las diferentes funciones
que realiza la empresa en el desarrollo de su actividad y que son necesarias
para conseguir los objetivos últimos de la misma.
Cada una de estas
áreas tiene un cometido específico en la organización, pero dado que sus objetivos son comunes, deben estar
perfectamente organizadas y coordinadas por la dirección de la empresa para que
a través de su funcionamiento y de la adecuada utilización de los medios disponibles
tanto materiales como financieros, así como de los recursos humanos que cada
día adquieren mayor importancia para aumentar la competitividad y el concepto
de calidad en los resultados empresariales.
El establecimiento,
organización, coordinación, delimitación, etc. de estas áreas es función de la
dirección de la empresa en el desarrollo de sus competencias de gestión de la
empresa.
Las áreas básicas de
actividad no son las mismas para una empresa industrial que para una de
servicios ya que en esta última por ejemplo no existe el área de producción, ni
de aprovisionamiento. etc.
Si observamos una
empresa industrial podemos ver que para conseguir obtener una producción final
se han debido realizar antes varias funciones como pueden ser comprar
materiales, elaborarlos en un proceso productivo, dirigir la mano de obra
aplicada en dicho proceso productivo, contratar a los trabajadores, almacenar
los productos terminados, vender los productos, confeccionar una serie de documentos
administrativos, llevar la contabilidad de la empresa, buscar recursos financieros
para realizar nuevas inversiones de inmovilizado, tecnológicas, etc. Como vemos
en una empresa hay una gran diversidad de funciones diferentes que realizar y
que todas ellas a la vez convergen hacia el objetivo de conseguir la supervivencia
de la empresa y si ello es posible la obtención de beneficios lo que garantizará
el objetivo anterior.
Estas diferentes
funciones se agrupan de manera que las que son afines conformen un área
específica de la empresa, como son:
Área de aprovisionamiento y producción.
Cuya función principal es ser la encargada de suministrar
materias primas en la forma más ventajosa posible para la empresa, tanto en las
condiciones físicas como económicas. Así como de controlar todo el proceso de
transformación de estas materias en productos finales, a vece también de almacenar
estos productos hasta su venta.
Área financiera.
Las personas responsables de esta área se ocupan de la
obtención y gestión de los recursos financieros que necesita la empresa en el
desarrollo de su actividad, así como del estudio, selección y realización de
inversiones.
Área administrativa.
Se ocupa principalmente de la gestión de todos los
documentos administrativos, contables, legales, etc., que permiten el correcto
funcionamiento de la entidad en el desarrollo de los trámites necesarios para
su actividad.
Área comercial.
La actividad comercial consiste tanto en el estudio de las
necesidades del mercado como en seleccionar las formas más convenientes de
introducir, vender el producto o servicio, realizar las políticas de marketing
adecuadas, etc.
Área de
personal o de recursos humanos.
Su función abarca todos los aspectos relacionados con las
personas que trabajan en la empresa, gestionando de la forma más conveniente
los recursos humanos disponibles en la entidad, evitando los posibles conflictos
laborales, favoreciendo la motivación, etc.
Aunque cada una de
las áreas funcionales debe realizar sus actividades propias, estas deben estar
integradas en el sistema que forma la empresa para que se produzca, mediante un
concatenamiento (unión
entre ideas o actos) de actividades de las distintas áreas, el funcionamiento
de la empresa de forma que ésta pueda alcanzar los objetivos establecidos por
la dirección, quién en el desarrollo de sus funciones habrá establecido la
estructura organizativa, financiera, etc., y los sistemas de información internos
y externos adecuados para que este agente económico actúe en el entorno cumpliendo
su misión de creador de riqueza y movilizador de los recursos existentes mediante
la corriente de flujos físicos y monetarios que se produce con la actividad económica.
OTROS ASPECTOS RELEVANTES
Como ya hemos dicho
anteriormente el buen funcionamiento de la empresa se basa en el de sus áreas
de actividad; pero para que esto suceda es necesario que haya otros factores
que sean los adecuados para favorecer la actividad de la empresa.
Un factor esencial es la dirección responsable última de la
supervivencia de la entidad y establecedora de las políticas directrices, su
misión es la organización y coordinación de las distintas áreas para conseguir
el objetivo común.
Otro factor a tener
en cuenta son los avances tecnológicos actuales que obligan a los responsables
a estar perfectamente informados si desean ser competitivos, así como una
adaptación al mercado cambiante de su entorno, en constante evolución política,
económica, jurídica, etc.
Y como siempre; " Esperemos que este post, haya servido
para sacar conclusiones y mejorar los conceptos del referido tema y
ahora... a trabajar en equipo".